Maritza Cuevas Sánchez es una joven con espíritu emprendedor que desde niña fantaseaba con la moda y soñaba con tener su propia marca, misma que ahora es una realidad a más de 8 mil kilómetros de distancia de su natal Tanhuato de Guerrero, un pueblo ubicado en el estado mexicano de Michoacán. Y aunque creció en la Ciudad de México, nunca dejó atrás sus raíces. “Siempre me he sentido muy orgullosa de mis orígenes y de la cultura mexicana, aunque debo de aceptar que soy una mezcla de todos los lugares que he visitado y de las culturas con las que he convivido”, expresa la emprendedora.
Desde muy pequeña, Maritza supo que su gran sueño era crear su propia marca en la que pudiera reflejar su esencia y sus pasiones: La fotografía, imponer moda, hablar bien de México y ahora de Barcelona (España), su segundo hogar desde el 2018. Un año después nace Marion DeLonge, una marca única en Catalunya y en toda España que busca crear una puerta cultural entre ambos países, pero no es hasta el 2020 que se lanza al mercado la primera colección de huaraches, un calzado artesanal hecho en México, por manos mexicanas, de alta calidad y que lleva implícito la cultura de un pueblo y sus 500 años de historia. La joven emprendedora estudió la Licenciatura en Comunicación en Medios Digitales en la capital mexicana y, aunque su carrera nada tiene que ver con el negocio, ha sabido comunicar a sus clientes a través de su profesión lo que significa Marion Delonge. “Amo la comunicación, yo creo que soy comunicóloga nata, me encanta todo lo audiovisual y siento que soy muy creativa”, comenta Maritza.
Asegura que, con el hecho de emprender, su profesión de comunicadora le ha ayudado mucho con posicionar la marca, toda la cuestión del Marketing digital, la creación de su propia página web, la gestión de los contenidos y el manejo de las redes sociales. “Al final es un conjunto de muchas cosas, pero también aprendo de otras profesiones y todo se complementa”, detalla la entrevistada.
En la sangre lleva el espíritu emprendedor
Hija de padres comerciantes, Maritza siempre supo que se dedicaría a las ventas o tendría su propio negocio como su padre, aunque su madre, asegura, es su mejor referente de la moda “siempre me decía qué vestir y me ayudaba a verme mejor”, recuerda.
El espíritu emprendedor siempre estuvo en su casa, su padre a quien define con su mayor inspiración tuvo siempre pequeños y medianos negocios de donde sacaba el sustento para su familia. “Uno, como hijo, siempre tiende a imitar a sus papás, para mí el más grande sueño era tener una empresa, algo que fuera mío”, puntualiza Cuevas. De su madre aprendió sus ganas de salir adelante, su alma de vendedora y comercial. Tiene muy presente en su mente todas las veces que viajaban a los Estados Unidos para adquirir ropa usada (fayuca) que ella misma vendía a sus familiares y amigos. Comenta que fue su madre quien le enseñó a vender y a no tener vergüenza de hacerlo, ya que en su familia existen muchos comerciantes. “Me encanta conocer gente, que se queden contentos, que me cuenten y digan que piensan. Mi mamá siempre me dijo, nunca tengas vergüenza de vender”, recuerda emocionada.
La inmigrante mexicana cuenta que, en ese sentido, el ver desde niños a sus padres ejercer el comercio, despertó en ella y su hermano ese espíritu comercial de ganarse la vida con esfuerzo. Con nostalgia, revive sus épocas de estudiante en la preparatoria (bachillerato) en incluso en la Universidad en dónde vendía dulces y galletas para, con su propio dinero, poder tener sus propias cosas: “Tanto a mi hermano como a mí nos enseñaron la cultura del esfuerzo y del valor de las cosas”.
El amor la sorprendió y la llevó a emigrar
La primera vez que pisó tierras españolas fue hace 5 años, pero fue hasta hace dos años que se casó y obtuvo su residencia legal en España. “Primero vine a estudiar un verano en Alicante y como me gustó tanto les dije a mis papás que quería venir a estudiar diseño un semestre, que se convirtió en un año, me regresé porque tenía que titularme y en este año conocí a quien ahora es mi esposo”, cuenta Maritza.
Asegura que no tenía planes ni de quedarse en España y mucho menos de enamorarse, toda la vida pensó que viviría en México. “Sin esperar nada, todo se fue dando solito… nos casamos en México, tuvimos una boda súper mexicana y después me vine a vivir a España en 2018. Yo fui súper feliz, la verdad es que yo siempre pensé que toda mi vida iba a vivir en México; amo el chamoy, amo los dorilocos, el limón, la comida, todo”. Como cualquier niño, de pequeña Maritza tenía sus amigos en el DF, salía a jugar con ellos en los parques próximos a la casa; en la adolescencia vivía más en la escuela. La emigrante mexicana recuerda su infancia y adolescencia como una de las etapas más felices de su vida y aclara que nunca tuvo la curiosidad de estudiar en otro lado, pero: “Una amiga me metió la espinita y nos fuimos de intercambio”.
“Toda mi familia está en México, yo soy la única desbalagada que vine a dar aquí, pero siento que es un patrón que se repite, mi mamá es la única de su familia que vive en México, toda su familia y mis abuelos viven en Estados Unidos y mi mamá fue la única que se regresó a México” agrega.
Nace Marion DeLonge una marca multicultural
A inicios del 2020, la ahora diseñadora de modas, decide lanzar la primera línea de calzado artesanal mexicano en la multicultural ciudad de Barcelona. Su fundadora la define como una marca que apoya la moda ética y slow, ya que además de vestir algo original, si adquieres un par de huaraches, sabrás cómo se fabrican, de donde vienen y cuál es su historia. A través de este proyecto, Maritza Cuevas, busca construir un vínculo entre sus dos hogares y compartir con sus clientes sus mejores experiencias viviendo entre dos culturas distintas, pero con muchas cosas en común. “Me di cuenta que los mexicanos algunas cosas las adoptamos de aquí o viceversa, tenemos que aportar algo al mundo que genere valor, y en mi caso es apoyar la mano de obra de México” explica.
Detalla que todo mundo ama las marcas y la moda, pero no siempre nos podemos permitir o dar el lujo de adquirir un producto o una prenda de vestir por su alto costo. Lo importante, resalta, es que debemos fijarnos siempre en la calidad para que nos dure mucho tiempo. En el caso de Marion DeLonge, los huaraches además de únicos, están hechos a mano con piel y accesorios de la mejor calidad. El calzado se fabrica en Sahuayo de Morelos Michoacán por una familia de gran tradición en la elaboración de los huaraches, calzado indígena que ha existido desde hace más de 500 años en esta localidad mexicana y que fue evolucionando en sus formas y materiales con el paso de los años hasta convertirse en una prenda indispensable de usar en el verano tanto por hombres y por mujeres. En sus inicios, explica la emprendedora, esta prenda era fabricada con tela para la nobleza indígena de la región, para después dar entrada al uso de pieles y algunos incluso con incrustaciones de oro y piedras preciosas.
“Con la llegada de los españoles a México se empezaron a fabricar de cuero de vaca y de cerdo, y con el cambio en la conquista, el huarache llegó a ser un calzado que se menospreció al grado de usarse por las clases bajas y las personas indígenas, en pocas palabras mostraba la clase social a la que pertenecías” detalla. Algunas comunidades indígenas en todo México, aún prefieren el uso de huaraches, ya que antes la suela se fabricaba con caucho y eso hacía que fueran más duraderos y resistentes. En la actualidad los artesanos se han ido modernizando, pero sin cambiar la técnica de fabricación echa a mano.
El huarache, agrega la diseñadora, es un calzado típico y único que tiene muchísima historia como muchas otras prendas de otras culturas, y que, a pesar de su modernización y acabados, la técnica ha perdurado desde la conquista. “Es un calzado al que en México se le tiene mucho amor, me identifico con ellos, la primera vez que yo vine a España me traje unos huaraches y a mis amigos españoles les llamaban mucho la atención y por ello decidí que debía exportarlos” finalizó.
Fotografías: Cortesía Marion DeLonge
Es de las mejores personas que conozco, aunque no somos muy cercanas y yo solo soy la médico veterinario de sus mascotas, me agrada su forma de ser, siempre muy sencilla y buena onda, además de lo talentosa que es, es una emprendedora como bien lo dicen muy chingona.
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