Originaria de la Ciudad de México (CDMX), Irene Paola Garza del Valle emigra a España hace 7 años y nunca imaginó que su profesión cambiaría la vida y mentes de muchos migrantes que como ella decidieron salir de su país de origen en busca de la felicidad o de una mejor calidad de vida.
Psicoterapeuta, escritora y youtuber, es el perfil de esta mexicana multifacética que en los últimos años ha logrado unir su profesión con su condición de migrante para cumplir sus sueños: Ayudar a otros mexicanos, latinos o cualquier persona que cumplió su sueño de vivir en el extranjero a superar su duelo y plasmar todos sus conocimientos en su primer libro llamado Ni de aquí ni de allá: Psicología para inmigrantes. Irene del Valle estudió Psicología con terminación clínica en la Universidad de las Américas en la CDMX y después realizó su primera migración a Argentina, en donde estudió un diplomado en terapia cognitiva o conductual, para finalmente terminar en España, donde concluyó una maestría en intervención familiar en la Universidad de Sevilla —ciudad en la que actualmente radica, y aunque inicialmente su idea era solo quedarse un año en este país del viejo continente, cupido le flechó y su corazón se quedó en esta ciudad andaluza—.

Su pasión por ayudar a otros migrantes, explica, surge desde su propio malestar, “cuando yo siento que mi brújula está mal calibrada y toda esa dificultad para sentirme bien aquí, pese a que era algo que estaba eligiendo”. Lo anterior la llevó a que se fuera corriendo la voz, construir una alianza con un colegio internacional en Sevilla, comenzar a compartir sus artículos en los grupos de mexicanos en el extranjero y fue así como empezó uno de sus sueños. “Decir «yo necesito seguir esta lucha, tengo que ayudar a esa gente que se ha sentido igual que yo» era una manera de ayudarme a mí misma ayudando a otros, y así es como surge este deseo —ya no solo profesional, sino también personal—”, puntualiza.
Migrando por amor y con amor propio
En su propio canal de YouTube, la psicóloga de 33 años, explica en uno de sus videos que la migración conlleva retos y si estos retos se adjudican a nuestro valor propio o se culpa a nuestras parejas puede dañar ese amor propio y vivir conflictos con la propia pareja. Pero no es el caso de esta psicóloga que logró conjuntar su proyecto de vida con su proyecto de pareja.
“Emigré a España por un tema de desarrollo profesional pensando en un inicio en volver a mi país, pero decidí quedarme aquí por mi proyecto de pareja y después me di cuenta que tenía que tener otros proyectos a la par o si no pondría mucho peso a la relación”, comenta. Y es ahí donde decide continuar con su proyecto de apoyo a migrantes en donde incluye esa parte intercultural para trabajar con aquellos que como ella viven en el extranjero y que conforman una relación o una familia internacional. Al inicio, explica, estaba muy ilusionada porque estaba cumpliendo dos de sus sueños que era vivir en el extranjero y hacer un master. “Porque mi profesión me apasiona, me comía el mundo, nade podía conmigo, el segundo año estaba muy enamorada de mi pareja y muy ilusionada con la beca, ya que antes de emigrar estuve como loca buscando becas y no lo había logrado”, detalla.

Agrega que el siguiente año fue un golpe de realidad como migrante ya que se acabó la beca y empezaba a convivir con su pareja sin esas cosas que le daban sentido a su vida. “Fue reconstruirme de cero, haciendo cosas que, si bien después me dieron una humildad y aprender a valorar cualquier tipo de trabajo, en su momento resultaba muy frustrante porque yo sentía que estaba haciendo algo que no quería hacer o que estaba desaprovechando todo ese esfuerzo que hice a lo largo de los años”, relata. La psicoterapeuta asegura que durante ese tiempo lloraba cada dos por tres, se sentía frustrada, se quejaba mucho y además era muy negativa. “Mentaba madres contra Sevilla, contra España y los españoles, fue un proceso de años. Volví a trabajar con mi terapeuta para sanar todo eso que no estaba logrando procesar”, aclara. Sin embargo, hoy por hoy asegura tener muchas cosas construidas, relaciones, amigos pero, sobre todo, el sentir que España y Sevilla también es su casa.
“Ya me siento de aquí, nuevamente puedo hacer lo que me apasiona. He logrado integrar muchas de las diferencias culturales con mi pareja y lo más importante, he hecho las paces conmigo misma y saber que yo he decidido estar lejos”, finaliza.
Su familia le dio las alas para volar
A pesar de llevar siete años lejos de su familia, Irene tiene muy claro que los lazos familiares es lo más importante y lo que la mantiene con los pies sobre la tierra a 8,000 kilómetros de su tierra. “Mis padres se separan cuando yo tenía 5 años y de hecho no tengo relación con mi papá, crecí con mi mamá y mis abuelos. Como mi madre trabajaba, pues mis abuelos nos cuidaban a mí y a mi hermano”, recuerda.
Asegura que en general el tema de sus papas es un quistecito emocional que le ha costado sanar durante muchos años, pero es un tema con el que actualmente está en paz. “Mis abuelos murieron el año pasado, recuerdo que mi abuela era muy consentidora con la comida, cocinaba muy rico y que mi abuelo siempre iba por nosotros a la escuela… eran muy cariñosos. Mi familia sigue allá en la ciudad de México y otra parte en Mérida Yucatán”, detalla. “Mi madre también fue muy cariñosa y muy trabajadora, creo que eso es en parte las alas que me hicieron volar”. Y aunque voló muy lejos del lugar que la vio nacer y se siente totalmente adaptada a la cultura española, existen cosas que nunca se podrán olvidar. Extraña, sobre todo, a su gente, pero en particular a su madre, quien describe como la persona más importante de su vida —aunque todos los días hable con ella—. “Todos los días la extraño, me encantaría abrazarla… eso es lo que más extraño, un abrazo suyo”, expresa.

La comida, por supuesto, es otra de las cosas que Irene añora. Aunque es verdad que ya se encuentran buenos restaurantes por acá, lo que si le queda muy claro es que no es lo mismo y no se acerca para nada a la garnacha mexicana de la calle ni a la comida casera de mamá. Es cierto que en España la gente puede ser cercana o más apegada al latino, pero la cercanía del mexicano no tiene comparación y cada vez que vuelve a México lo nota. “Extraño también el mariachi, tengo ganas de irme a Xochimilco o Garibaldi a cantar, esa alegría, que, aunque aquí también existe extraño mi alegría mexicana”, concluye.
Ni de aquí, ni de allá y Mentes en Equilibrio, sus dos proyectos más importantes.
Ni de aquí, ni de allá: Psicología para migrantes, parejas y familias en duelo es el libro de autoayuda dirigido a quienes desean cumplir su sueño de vivir en otro país o incluso para quienes ya viven en el extranjero y no han podido superar ciertos obstáculos o desean sanar su duelo o proceso migratorio. También, es un libro dirigido a quienes los sucesos de vida les resultan más complejos de sobrellevar a miles de kilómetros, en otra cultura o lejos de casa. Está escrito para un ser querido que se ha ido a vivir a otro lugar o “para ti que trabajas y te relacionas cotidianamente con inmigrantes”, explica la autora.
“Fue un proceso de idas y venidas de creer en él, pero sobre todo de creer en mí y que lo podía hacer. Me ilusionaba, pero también había días en los que pensaba que era una tontería, lo sentía muy inmenso”, matiza. La escritora relata que entendió que el libro no lo iba a hacer solamente escribiendo, sino que también tenía que vivir cosas para poder hacerlo, entonces fue ese proceso de entender y de ser paciente. Su ilusión es que este libro llegue al corazoncito de otras personas, les sane y les haga sentirse acompañadas, les haga poner nombre a las cosas que sienten, y sobre todo, que se den cuenta que no están locos ni locas, sino que es parte del proceso, indica. “Que todos los migrantes lo vivimos de una manera u otra, que normalicemos cosas que nadie los explicó que nos iban a pasar”, comenta. “Simplemente pensamos que nos vamos a ir a vivir a otro lugar y que va a ser mejor, pero no siempre es así. Conlleva todo este proceso de perdida, y solo espero que este libro logre su cometido”, especifica. En resumen, este libro además de ayudar a que los migrantes logren su transición y les permita vivir plenamente donde están, también busca que todo el que lo lea deje de sentir que no son “ni de aquí ni de allá” y que logren sentir que son “de aquí y de allá”.

Sobre Mentes en Equilibrio la psicoterapeuta detalla que es un proyecto que nace un poco desde su propio malestar al quedarse a vivir en España, ya que el primer año fue muy bueno, pero a los tres años de estar en este país empezó a sentir que se deprimía. “Investigando me di cuenta que existía algo llamado el duelo migratorio y di con la teoría del Dr. Joseba Achotegui Loizate, un psiquiatra catalán que estudia todos los procesos de los migrantes y es ahí donde yo comprendo que lo que me pasa no es una depresión sino un duelo ante esa vida que yo dejé en México, la adaptación a otra cultura, perder la tuya, la integración de ambas”, explica. Mentes en Equilibrio, asegura, en un inicio fue un salvavidas para ella, un proyecto en donde pudo seguir haciendo su pasión que era escribir cosas de psicología y ya no solo de migración. Todo ello mientras trabajaba de niñera y vendiendo suvenires en una tienda mexicana. Su proyecto era eso que le permitía sentirse a salvo de seguir haciendo lo que amaba hasta que podía volver a hacerlo de manera profesional.
Su canal de YouTube tiene aproximadamente 4 años y nace de la necesidad de personas que le comentaban que la gente a veces no lee. “Y por eso me puse a hacer videos y poco a poco se ha hecho un canal que, si bien no tiene cientos miles de seguidores, somos una comunidad bonita de casi 5 mil en donde se promueve la salud mental, relacional y emocional estés en donde estés”, aclara.
Su recomendación, emigrar con conciencia y sin sobre equipaje emocional.
La psicoterapeuta Irene del Valle, desde su propia experiencia y las dificultades que enfrentó para ejercer su profesión de manera sanitaria en España, recomienda a todos los migrantes que emigren con conciencia. “Les recomiendo que se preparen, que piensen que no solo son los papeles, sino que también se vayan sin sobre equipaje emocional, que vean que cosas tienen que dejar sanadas antes de irse y que también tengan en cuenta que emigrar conlleva retos emocionales y adaptaciones que van a requerir paciencia, tolerancia, flexibilidad y esta apertura a reconstruirse”, señala.
Irene deja muy claro que el migrante debe saber que no todo es malo y que mantengan la ilusión, que si lo quieren de verdad pueden lograrlo, pero que obviamente requiere de mucho trabajo, ya que las cosas no son mágicas del otro lado del mundo. “Habrá quien tenga suerte, quien tenga una historia mejor. La recomendación es que luchen que sean pacientes y muy compasivos consigo mismos”, exalta.

Finalmente indica que algo muy importante a destacar cuando se decide abandonar sus raíces es que, si en algún momento lo piensan, no es un fracaso regresar a casa, también se vale decir esto no es para mí, que solo la experiencia es la que nos enseña si queremos seguir viviendo fuera o volver. Al contrario, fracasar sería quedarse en un lugar donde no eres feliz, pero primero hay que intentarlo.
Fotografías: Redes Sociales